¿Las condiciones están dadas?

 Escrito por Hakan

   Frente a los últimos sucesos envolventes, pregonados por la gran burguesía peruana y el neofeudalismo, subyugados al imperialismo, la pregunta que se nos hace en la actualidad es si las condiciones están dadas para realizar una insurgencia popular, cuyo objetivo sea la toma del poder por las clases trabajadoras. La respuesta concreta sería positiva, pues se están dando condiciones necesarias para una revolución social y una insurgencia popular; algunos reprocharán que no es así, porque se dan algunas condiciones pero no están todas completas. Olvidan que el propio foco revolucionario o insurgente es el que creará las demás condiciones necesarias. Sin embargo, nuestros oportunistas adheridos a la socialdemocracia, utilizan tal parafraseo para evadir responsabilidades revolucionarias y sumarse al cuento de que solo mediante la democracia electorera se hará la revolución. ¡Ojalá fuese así de simple!, ¡ojalá hubiese nacido así todo nuevo sistema!, ¡ojalá el agonizante no se aferrara a la vida y se hiciera un harakiri al estilo Samuray!, ¡ojalá los socialistas utópicos hubiesen tenido razón!

Hay quienes lanzan sus peroratas de que el neoliberalismo llega a su fin con el triunfo de Perú Libre y que todas las energías de la izquierda revisionista han dado frutos por un Perú nuevo y libre. El socialismo es combativo hasta morir, no pueden pues nuestros marxistas inclinarse ante la posición aburguesada de nuestra izquierda que busca hoy hacer lo que jamás hizo: defender con firmeza los intereses de las clases trabajadoras y conducirlas a conquistar el poder. Lejos de convocar a movilizaciones en pro del flameante presidente, deben transformar toda esa movilización en una gigantesca contra el sistema putrefacto. 

No faltaban nuestros intelectualoides de la pequeña burguesía que rebuscaban los textos de Mariátegui para justificar su apoyo incansable a Pedro Castillo y con ello a las elecciones burguesas, tal como lo hicieron ya en su momento los movimientos capituladores y revisionistas para con la campaña de Humala, Verónica Mendoza y su socia Villarán. Esta vez es colosal que utilicen el texto «El Mito y el hombre» de Mariátegui, sin entender que si bien es cierto que el mito de la revolución social mueve a las clases trabajadoras, a las clases populares, Mariátegui no avala que estas se sumen a un proyecto tan viejo y de engañifa tal como el parlamentarismo burgués: ¡No! Esto es parte del error de las masas y por ende de la vieja guardia de la pequeña burguesía que osa llamarse «revolucionaria». Comprendiendo a cabalidad ese mito que impulsa el accionar del proletariado, Mariátegui entendió que era necesario sistematizarlo y para eso fundó el Partido de vanguardia en 1928, aliado a la III Internacional presidida por el camarada Lenin. Ese Partido de vanguardia debe ser reconstituido y retomar el ideario de José Carlos Mariátegui, para de esa forma cumplir su papel histórico: movilizar y guiar a las masas trabajadoras al poder. ¿Además cómo hablar del parlamentarismo burgués como un mito que mueve a las masas si el parlamentarismo burgués pertenece lógicamente a la burguesía y Mariátegui enfatizó que la burguesía ya no puede darle un mito a las clases oprimidas? ¡Esto no es el mito del que habló Mariátegui!, ¡Es un engaño del capitalismo que aún hace creer que la revolución es posible si los trabajadores se sujetan a sus reglas!, ¡pero el pueblo se dará cuenta y recapacitará! [1]  

Entonces, las condiciones están dadas. La cuestión está en decidirse; una vez decidido se debe tomar la línea política correcta, la cual debe ser el faro de nuestro accionar y conseguir todo lo que nos falta. El alto índice de corrupción e inseguridad, la pobreza a la que acaban de sumergir a los trabajadores mediante «la suspensión perfecta de labores», el endeudamiento del Estado por más de 20 años que ata al país a la dominación imperialista, el carácter fascista brotado de las entrañas de los gobiernos de turno no solo en el Perú, sino en América Latina (ver el caso de Chile, Colombia, Ecuador, Argentina, etc.), las condiciones infrahumanas de gran parte de la población, las brechas sociales relucidas con mayor descaro, la reducción de las manos que perciben las riquezas, el descenso del salario nominal de los trabajadores, etc. Han llevado al sistema neoliberal a la crisis que hasta sus propios diarios, otrora defensores acérrimos del liberalismo, plantean la necesidad de reformar el libre mercado porque la pandemia ha descubierto las abismales brechas que crea. Apuntan a la reestructuración del neoliberalismo y con ese fin convocan a elecciones fraudulentas y a la violencia de sus fuerzas armadas, sacando a la luz su espíritu fascista. 

Sin embargo, frente a las decisiones tomadas con ayuda de los intelectuales de escritorio pertenecientes a la «pequeña burguesía» y el reciente trabajo iniciado para la reconstitución del partido de vanguardia legado por Mariátegui, al pueblo le queda seguir vigilante ante el nuevo gobierno y su proceder, e incluso frente a sus reformas que pueden atentar de forma sutil contra los intereses de los trabajadores, pues estamos ante un plan del capitalismo por reestructurar y tratar de salvarse de la crisis. Quien no lo vea así, no está viendo de verdad. Como marxistas debemos sujetarnos más al trabajo férreo de reconstituir el partido de vanguardia en medio del fragor de las luchas que peleará el pueblo en las calles, bregar por darle la importancia adecuada al pensamiento de Mariátegui y empezar a movilizarnos en base a la insurgencia popular. Es una tarea titánica, pero como verdaderos marxistas no podemos deshacernos de nuestras responsabilidades. Desde ahora debemos proclamar: ¡Todo el poder a los trabajadores organizados!

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[1] Se nos objetará que si no es así, si las elecciones y los partidos que participan en esta no forman parte del mito de la revolución social, ¿Cómo las masas votaron por uno de esos partidos e ingresaron al parlamentarismo burgués?, porque precisamente persiguen el mito de la revolución social, pero les han engañado con el viejo cuento de que el único medio para hacerla (la revolución, me refiero) es someterse al juego de las farsas elecciones burguesas. Pero, el pueblo despertará, recapacitará, porque el pueblo reflexiona y entonces optará por destruir todo el viejo aparato Estatal y como marxistas debemos cumplir nuestro rol desde ahora. 

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