Opinión sobre el sistema educativo peruano y la necesidad de su transformación.

 Por: J. Miguel Vargas Rosas  

    1950, Estados Unidos pone en ejecución un nuevo modelo pedagógico, denominado “Funcionalismo”, el cual concibe a cada hombre como pieza y parte de todo un conjunto que es la sociedad, por lo cual deberán apoyar a la industria y la producción para el mercado que impulsará el desarrollo económico de dicha nación. 

    1956, la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas pone en marcha un nuevo modelo pedagógico, similar al de Estados Unidos, cuyo fin es el de fusionar el trabajo con la formación integral del estudiante. 

    Mientras tanto, el Perú sigue con su sistema educativo al cual Mariátegui describiría con hartos rezagos de la educación medieval y heredada de la época virreinal. Una educación libresca, que no apoya al desarrollo de la sociedad en su conjunto, ni aporta al pensamiento crítico de nuestros estudiantes. De esta forma, el sistema educativo es arma elemental de las clases gobernantes, en el afán vehemente de cumplir su objetivo principal: mantener al Perú bajo un sistema semi colonial y conservar sus caracteres semi feudales. Esto, da la razón a lo planteado por John Dewey: «El sistema escolar siempre ha estado en función del tipo de organización de la vida social dominante». (1896, p. 285). Por eso, analizando el proceso evolutivo de la sociedad peruana, esta sucumbe al dominio del Imperialismo Norteamericano, que se extiende hasta la actualidad y — pese a haber afrontado una reforma agraria inconclusa, con Velasco Alvarado — mantiene mucho de su carácter semi feudal. De ahí que la educación es limitada y contenida toda aspiración a transformarla, para que el país no pueda beneficiarse con cambios verdaderamente relevantes y mantener anquilosadas las relaciones de producción. 

    Todos conocen de sobra que el porcentaje destinado al sector educación no ha subido del 3% total del PBI peruano y el Estado ha decidido impulsar la inversión privada, dejando sin efecto el derecho a la educación, pues esta se convierte en un servicio y discrimina a muchos niños y jóvenes de zonas vulnerables. Sin embargo, no es el único factor que debe ser tomado en cuenta. Sumemos a esto la transformación del modelo pedagógico y la política educativa, por lo que hacemos énfasis en la urgencia de fusionar el llamado “funcionalismo” con el “progresismo”; dos modelos pedagógicos que pueden complementarse mutuamente. La tarea que conlleva el cambio del modelo pedagógico y las políticas educativas, podrá cumplirla a cabalidad la clase obrera y campesina, ya que históricamente se ha demostrado — debido a la conciencia avara y deshumanizadora de la burguesía — que el capitalismo solo toma del funcionalismo educativo la parte que ayuda a acrecentar la mano de obra, la plusvalía y por ende reducir el costo de la fuerza de trabajo, dejando de lado el desarrollo integral y la valoración humana de sus estudiantes. 

    El funcionalismo es un enfoque sociológico, muy ligado al estructuralismo y que aplicado a la educación, plantea tomar a esta como un órgano constituyente de esa estructura llamada sociedad. Cabe observar que el funcionalismo al ser aplicado bajo el poder del capitalismo e imperialismo, tal como suscitó en Estados Unidos de Norteamérica desde 1950, ha conducido al incremento de asesinatos masivos por parte de jóvenes con llamados “trastornos mentales” (aunque en la mayoría de dichos sucesos, se entrevé el deseo de los jóvenes por ganar protagonismo y valoración), al suicidio en la juventud, porque el imperialismo solo desea la parte productiva y el aumento de la plusvalía, minusvalorando a la niñez, juventud y al hombre como ser humano, ente pensante y sentimental. Este tipo de educación, en la que los niños y jóvenes aprenden produciendo tiene un importante papel, tomando en cuenta que pedagogos de distintas épocas, como León Tolstoi, Herbert Spencer, John Dewey lo plantearon, porque no hay mejor manera de aprender que en la praxis misma, ayudando al crecimiento de las sociedades y al mejoramiento del contexto en el que nos desenvolvemos, siempre y cuando no descuidemos el desarrollo integral de los estudiantes.

    Hoy en día, es aplicado también en el sistema educativo cubano y finlandés, así como podemos descubrir su aplicación en la Unión Soviética desde los inicios de la revolución rusa, si revisamos literatura pedagógica — tenemos “Poema Pedagógico” de Antón Marakenko o el “Nuevo Sistema educativo de la Unión Soviética” de Arnald Buchholz —. 

    Hay que aclarar la diferencia abismal de los dos funcionalismos implementados en la historia; el aplicado por los sistemas socialistas y el de los sistemas capitalistas. En el segundo, se aplica el funcionalismo con el fin de crear máquinas productoras de riquezas que finalmente son repartidas arbitrariamente, mientras que en el primero (socialismo) se une al funcionalismo el llamado “progresismo” planteado en toda su amplitud por Dewey. Es decir, el desarrollo integral del estudiante como ser humano, tanto en lo que respecta a la moral, los sentimientos, la conciencia y otros aspectos acorde a la psicología y las emociones — incluye su valoración como hombre útil por la sociedad — de ahí que la Unión Soviética fuera rigurosa en el cuidado y la salud de su infancia y juventud. Además, lo producido era repartido entre la mayoría social y el propio sector educativo. 

    En el Perú, por ser semi colonial y semi feudal, no se nos es permitido experimentar ni si quiera el modelo funcionalista a solas, aunque debería ser una prioridad en los reclamos del magisterio, pues permitiría avanzar en la creación de empresas e industrias, como en solucionar los problemas del campo y de la ciudad, además de agilizar los pasos para la construcción del pensamiento crítico en la sociedad. Su eficiencia está comprobada y lo refleja el boom económico de Norteamérica en las décadas del 50 y 60.  A esto, es necesario exigir la fusión con el progresismo que garantizará la humanización de los estudiantes y la adecuada valorización por parte de la sociedad a su aporte desde los jardines, escuelas y universidades. Es lógico que los grupos gubernamentales argumenten la escasez de presupuesto para implementar este sistema educativo, que deriva en la falta de espacios e instrumentos adecuados para el trabajo y el aprendizaje. Lo cual inexorablemente nos conlleva a la frase muy citada de José Carlos Mariátegui: «No es posible democratizar la enseñanza de un país sin democratizar su economía y sin democratizar, por ende, su superestructura política» (2008, p. 98).

P    ara finalizar, y siguiendo lo planteado por El Amauta, el proceso histórico de la educación se ha alimentado del espíritu vendepatria, poco nacional de los terratenientes de la colonia, superviviente hasta la actualidad, y ha coadyuvado a la crisis educativa en el país, así como a la crisis económica y política. Es cierto que poco o nada se hará al respecto mientras padezcamos la arremetida del sistema político actual, pero es una exigencia más por la cual debe emprender sus luchas el magisterio y la sociedad en su conjunto, puesto que la fusión Funcionalismo-Progresismo implicará — aparte del camino hacia el desarrollo económico peruano, a través del aprendizaje basado en trabajos que repercutirán en la sociedad — la necesidad de luchar por la transformación político-económico y la expansión de la onda educativa a la mayor cantidad de niños, adolescentes y jóvenes del país. 


REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS:

  • Rosseau, Jean-Jacques. 

                Emilio o la Educación. España. Ed. El Aleph, 2000

  • Mariátegui, José Carlos. 

                7 ensayos de la Interpretación de la Realidad Peruana. Perú. Fundación Biblioteca Ayacucho,                 2007. 

  • Mariátegui, José Carlos.

                Temas de Educación. Perú. Biblioteca Amauta, 2007.

  • Buchholz, Arnald. 

                El Nuevo Sistema Educativo de la Unión Soviética. Revista de Educación-Información                        Extranjera. Instituto Alemán para Estudios de las Inteligencias. Alemania, 1958-1960.

  • Marakenko, Antón. 

                Poema Pedagógico. Biblioteca Virtual “Antorcha”

  • Girola, Lidia.

                Talcott Parsons: a propósito de la evolución social. México. Revista Sociológica. 2010, p.                     169-183.

  • Universidad Interamericana para el desarrollo. 

                Teorías del Desarrollo Psicológico del adulto: Sociología y Economía de la Educación. 


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