El viejo engaño económico del capitalismo, obliga a asesinar al proletariado agrícola

 Por: J. Miguel Vargas Rosas  

     Parafraseando a Thomas Piketty (2019), cuyo nombre ahora parece sonar muy bien en el corazón de la pequeña burguesía, debemos ver el desarrollo de las desigualdades a través de la historia. Una afirmación que puede compatibilizar muy bien con el materialismo histórico. Y precisamente para referirnos al tema que nos atañe ahora, nos remontaremos a la Inglaterra de 1848, cuando se aprueba la ley de reducción de doce a diez horas de trabajo en todas las ramas industriales que encabezaban la economía de aquella época. Dicha ley implicaba un cambio contundente en las relaciones de producción, pues al bajar las horas de trabajo obrero, le seguía un súbito y tácito aumento de los salarios. Ante esta ley, los economistas de entonces lanzaron el grito al cielo para pedir ayuda a demonios y dioses — tal como lo hace ahora el Ministerio de Economía y Finanzas (MEF) del Perú, frente al reclamo de aumento de salario de los obreros agrícolas — arguyendo que dicha medida causaría el aumento del precio de las mercancías, provocando la baja de demanda y finalmente una crisis catastrófica que haría desplomar toda la economía inglesa. Este ejemplo, como los hechos sucedidos después (1849-1859), fue utilizado por Karl Marx (Salario, Precio y Ganancia) para educar a las masas sobre economía y emprender una lucha intelectual con Westson, quien se oponía al aumento de los salarios, argumentando intensamente que esa medida haría que el precio de las mercancías aumentase. 

    Hoy, en el 2020 el Ministerio de Economía y Finanzas del Perú replica lo mismo que los economistas capitalistas de aquellos tiempos. El aumento de salario de los obreros agrícolas afectará, dice la cartera en mención, la rentabilidad económica de las empresas agroindustriales porque causará aumento en los precios y baja demanda de los productos. ¿Olvidan los señores del MEF que el aumento de salarios en Inglaterra no ocasionó ninguna crisis a las grandes empresas industriales? ¿Olvidan los señores que de 1849-1859 en Inglaterra el salario de los obreros agrícolas era inferior al de los obreros industriales y, no obstante el precio de las mercancías emergidas del agro era superiores a las mercancías producidas en las ramas industriales, las cuales costaban menos?

    Si no lo recuerdan o quizá no lo leyeron, ya les refrescamos la memoria o ya les hicimos leer un poco de lo acontecido en aquel entonces.  Sin embargo, nos preocupa que el MEF olvide conceptos claves de economía, tales como el punto de equilibrio entre oferta y demanda, hacia donde tienden a dirigirse ambos. Ese punto de equilibrio no es el costo* en sí de las mercancías, sino el valor que le dotan a estas los trabajadores a través del plustrabajo que explotan los señores capitalistas. Comúnmente, lo sabemos por cultura general, las mercancías se venden a un equivalente en dinero mayor a su valor y en otras raras oportunidades, a un poco menos de su valor (esto último lo plantea el propio Adam Smith). Entonces, supongamos que actualmente los señores capitalistas venden sus mercancías a un equivalente de dinero (precio**) mayor a su valor justo***, y supongamos que mañana se decide establecer una ley que exija el aumento del salario de los trabajadores; esta ley causaría un descenso en la cantidad o tasa de plusvalía, pero pese a ello el señor capitalista seguirá percibiendo ganancias; por ese lado no se desequilibra su situación o su rentabilidad, pues al aumentar el salario, el ofertante que antes vendía sus mercancías a un precio mayor, volverá o empezará a venderlas en su justo valor. Muy similarmente imaginemos que desde un principio vendía sus mercancías al precio del valor justo, y se decidiera aumentar el salario de los obreros, obligándolo a vender a un precio por debajo del valor justo de la mercancía; entonces el señor capitalista seguiría percibiendo ganancias. Por ningún lado se ve el desequilibrio en la rentabilidad de las agroexportadoras. 

Introduciremos el siguiente ejemplo para facilitar el análisis de nuestra realidad: Digamos que el señor Emprendedor X, aristocrático él, decide montar su empresa con un obrero bajo su mando y un capital total (capital fijo y circulante) de S/. 100.00. Destinará el señor Emprendedor X S/. 50.00 al capital fijo — maquinarias, materia prima y otros medios — y los otros S/. 50.00 al capital circulante — salario del único obrero —, quedando con esto establecido que el costo del producto a fabricar es de S/. 100.00. Supongamos que los cálculos indiquen que para que el obrero recupere sus 50 soles de salario más los otros 50 invertidos por el capitalista le basten 4 horas según el trabajo social; por lo tanto, 4 horas de trabajo equivalen a S/ 50.00. El obrero trabajará ocho horas — eso si aplicamos las leyes normales del capitalismo actual y no la de más de 10 horas que aplican a los obreros agrícolas — de las cuales en 4 horas recuperará lo invertido por el señor Emprendedor X, los S/. 50.00 de capital fijo y los S/. 50.00 que le pagaron o pagarán al propio obrero y en el trance de las 4 horas restantes para completar las 8, el trabajador le da un nuevo valor al producto o productos que ha creado con su fuerza de trabajo; por lo tanto, si trabaja cuatro horas más, dota al producto de S/. 50.00 más, porque ese sería el valor del trabajo social de 4 horas. Por el contrario, el señor Emprendedor X le paga solo S/.50.00 por las 8 horas de trabajo. Entonces Emprendedor X, terminada la jornada del obrero, sale con su producto o mercancía y lo ofrece en el mercado. No olvidemos que las 4 horas últimas de trabajo le han añadido S/. 50.00 más al producto y eso lo sabe muy bien nuestro emprendedor capitalista, por lo cual le designará el precio de S/. 150.00, respetando el valor justo del producto (50c + 50v + 50pl = 150). Pero para que se cumpla lo que observó Adam Smith, Emprendedor X no decide venderlo al valor justo, sino que ansioso por sacar alguito más, lo ofrece a S/. 170.00 soles. En este caso el precio excede el valor justo de la mercancía, por lo que, si más adelante ocurre algo extraordinario que obligue a mermar el precio, el señor Emprendedor X podrá retroceder al valor justo de su producto y ofrecerlo a S/. 150.00. ¿Qué sucedería si subiese el sueldo del obrero a S/. 70.00? ¿o si la demanda decide pagar menos de S/. 150.00? ¿Perdería el capitalista? La respuesta es sencilla. Agreguemos S/. 20.00 más al salario del obrero, restándole la misma cantidad a los S/. 150.00 nuevos soles, al Emprendedor X le correspondería S/. 130.00. Su ganancia sería de S/. 30,00. Igual sucedería si la demanda decide no pagar el valor justo que es S/. 150.00 y ofrece por la mercancía solo S/. 130.00, la ganancia del capitalista sería líquidamente S/. 30.00. 

    Llevaremos este análisis a la realidad del proletariado agrícola peruano. Para lo cual escogeremos al azar cualquiera de las tantas empresas agroexportadoras de Ica. Esta vez nos centraremos en la empresa Sociedad Agrícola Drokasa S.A., que pertenece al grupo Drokasa Holdings S.A. entre cuyos inversionistas se encuentran los hermanos Chlimper. Como aún no se publican los resultados oficiales de las agroexportaciones del 2020, nos basaremos en las del 2019. Drokasa es dueña de aproximadamente 3,034 hectáreas (Ojo público, 2020), en las cuales invierte un total de US$ 10, 619,000 y cuenta con 4,629 trabajadores (Agencia Agraria de Noticias, 2020). Cada trabajador percibe S/. 39.10 por más de 12 horas de trabajo según el espacio virtual Ojo público, aunque sabemos que el salario más común asciende solo hasta S/. 31.90 por 12 horas de trabajo, lo que a un mes haría un total de S/. 957,00. En el 2019, según la Agencia Agraria de Noticias, Drokasa obtuvo un ingreso bruto de US$ 43, 247,065. 

Así, tenemos:

Salario anual de 4,629 trabajadores = S/. 53,159,436 

Capital fijo anual (materia prima, insumos, máquinas, etc.) = US$ 10,619, 000 = S/. 38,228,400  

Ingreso Bruto = US$ 43, 247, 065 = S/. 155,689,434

    Entonces, descontaremos al ingreso bruto lo invertido por los señores empresarios y quedaría como ganancia líquida S/. 64, 301,598. Para saber cuánto de plusvalía y ganancia  se guardan en la bolsa los señores empresarios, aplicaremos las fórmulas correspondientes que nos mostrarían los siguientes resultados: Tasa de Plusvalía = 120% y la Tasa de Ganancia = 70%. Como podemos ver, los empresarios de Drokasa no remuneran 120% de fuerza de trabajo invertido en sus productos y ganan 70%. Si retornamos a la frase del MEF de que se debe tener en cuenta a los empresarios para que estos no vean afectados su rentabilidad, basta con que esa tasa de ganancia baje a 45% y el 25% restante sea destinado al aumento de salarios de los trabajadores, con lo cual y pese a esto los empresarios seguirán percibiendo una ingente tasa de plusvalía y de ganancia. No olvidemos que lo que están produciendo las empresas agroexportadoras es plusvalía absoluta, consistente en aumentar las horas laborales de los trabajadores para percibir mayor plus valor y por ende mayor ganancia, en vez de centrarse en perfeccionar sus maquinarias e instrumentos con lo cual alcanzarían una plusvalía relativa, ganando un porcentaje igual o incluso mayor con una jornada de trabajo de 8 horas como manda la ley.  

     Estos cálculos pueden y deben ser aplicados a todas las empresas agroexportadoras para conocer el grado de explotación contra los proletarios agrícolas. En todo el norte se estima que la cantidad de obreros agrícolas oscilan entre 61,453 y 70,000 obreros con un salario semejante, 12 horas de trabajo diarias que por ende hacen que los ingresos netos percibidos por las empresas agroexportadoras actualmente sobrepasen los US$ 1,000 millones en tan solo un trimestre, libres de impuestos (Agencia Agraria de Noticias, Redacción La mula). El plustrabajo aumenta la plusvalía de los capitalistas, porque como queda plasmado en esta realidad cruda de la economía peruana, las empresas no remuneran el 120% del trabajo (plustrabajo = trabajo no remunerado) invertido en sus mercancías y alcanzan una tasa de ganancia del 70%. Con este análisis objetivo en la economía peruana, demostramos la vigencia de la teoría de plusvalía de Karl Marx. Bastaría sacar otros cálculos para verificar con mayor detalle la teoría del valor de las mercancías, el plustrabajo, la plusvalía y ganancia, pero para ello será necesario otro texto. Debemos aclarar que los datos de ingresos como de inversión utilizados para este análisis varían según las organizaciones que los proporcionan. 

    ¿A qué viene entonces todo este melodrama de no aprobar una nueva ley agraria en pro de los trabajadores agrícolas? Se debe al carácter de la sociedad peruana, a la cual hay que describirla como una sociedad capitalista burocrática que depende del imperialismo, norteamericano principalmente, por lo que cambiar el régimen laboral implicaría un duro golpe a la ambición de la gran burguesía como del capital imperialista invertido en dichas empresas, y los políticos, títeres como siempre, temen al poder de aquellos, a su enojo, a su furia, a su resentimiento y a los posibles golpes que podrían recibir, así como a perder la tajada que les corresponde.  Estamos convencidos que la lucha del proletariado agrícola es justa y necesaria. Debemos no solo apoyarla sino guiarla para atacar la esencia del problema real: el sistema neoliberal. Esto lo lograremos en la lucha misma, sudando con los trabajadores, haciéndoles ver la necesidad de organizarse en una vanguardia, sin olvidar nuestra conciencia internacionalista. 

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*Costo de producción de la mercancía: es el valor monetario necesario o invertido en la producción de la mercancía. 

**Precio de mercancía: valor nominal que coloca el capitalista para ofrecer su mercancía en el mercado, este puede exceder el valor justo, como puede ser establecido en el valor justo o en algunos casos descender del valor justo. 

***Valor justo de la mercancía: se establece en base a la cantidad de trabajo remunerado y no remunerado que el obrero pone en la mercancía. 



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